Los héroes de la Recopa
La década de los 90 comenzaría de una manera complicada para los intereses zaragocistas, pero también supuso la primera piedra de choque para una década de éxitos importantes.
La temporada 1990/91 acabó con el Real Zaragoza en una de las cuatro posiciones de descenso, por lo que tanto la entidad blanquilla como la del Cádiz tenían que jugar una promoción con los dos mejores equipos de segunda, siendo el Real Murcia y el CD Málaga, respectivamente.
La ida se saldó en Murcia con un empate a cero, lo que tensó las cuerdas para la vuelta en La Romareda. Un joven Víctor Fernández había sucedido durante la temporada al uruguayo Ildo Maneiro en los banquillos, por lo que tenía una de sus primeras finales decisivas con el conjunto aragonés. Afortunadamente, el equipo dio la talla y venció por cinco a dos con doblete de Poyet, Pardeza e Higuera, reafirmando su posición en la élite nacional.
El Real Zaragoza de Víctor Fernández mejoró ostensiblemente sus capacidades, llegando a dos finales de Copa del Rey consecutivas: la del 1993, perdida a manos del Real Madrid y el desquite de la siguiente edición, logrando la cuarta copa ante el Celta.
El ascenso fue imparable, hallando su cénit en la Recopa de Europa. Se había accedido al vencer la Copa del Rey en 1994, un torneo internacional donde se eliminó al Gloria Bistrita rumano, al Tatran Presov eslovaco, al Feyenoord, al Chelsea y por último, en la final, al vigente campeón: el Arsenal.
El partido, que se celebró el 10 de mayo de 1995 en el Parque de los Príncipes de París, fue muy igualado y el marcador no se movió hasta que Juan Eduardo Esnáider lanzó un impresionante disparo desde fuera del área que se colaba por la escuadra del guardameta inglés David Seaman. John Hartson empató para forzar la prórroga, pero, cuando ya todos pensaban en los penaltis, Mohamed Ali Amar "Nayim" ejecutó un disparo lejano cercano al mediocampo en los últimos instantes de juego, aprovechando que Seaman estaba adelantado. El clamor fue inolvidable para toda la hinchada blanquilla, llevando de la manera más épica la Recopa hasta Zaragoza.
